Todos sabemos que la lectura puede enseñarte datos, y que saber lo correcto en el momento adecuado te ayuda a tener más éxito. Pero, ¿es ésa la única razón por la que casi todas las personas inteligentes y con logros que puedas imaginar? Desde Bill Gates hasta Barack Obama, atribuyen gran parte de su éxito a su lectura obsesiva.

No, según la neurociencia. La ciencia demuestra que la lectura no sólo llena el cerebro de información, sino que también cambia el funcionamiento del cerebro para mejorarlo.

La lectura es quizás uno de los mejores pasatiempos del mundo, y uno de los más saludables. Tanto si se lee ficción como no ficción, un periódico o un poema, la lectura no sólo es educativa e informativa, sino también entretenida y relajante. Y, aunque todavía es un campo muy poco explorado, las investigaciones sobre la lectura han demostrado sus numerosos beneficios.

Antecedentes de estos estudios

A lo largo de los años, médicos, científicos e investigadores han confirmado que la lectura es una actividad que reduce el estrés y puede disminuir el ritmo cardíaco y la presión arterial. Se ha demostrado que mejora la memoria de las personas, aumenta la capacidad cerebral e incluso mejora las habilidades empáticas. Incluso se ha relacionado la lectura con una mayor esperanza de vida.

Entonces, ¿cómo es que la lectura hace todo eso? Como muchos otros fenómenos humanos, todo empieza en el cerebro. Puede que no lo parezca, pero cuando miramos las palabras en la página, nuestro cerebro está ejecutando varios procesos simultáneos. Desde el análisis de las palabras y la detección auditiva hasta la vocalización y la visualización, hasta la experiencia que conocemos y amamos llamada lectura.

Implicaciones de la lectura

La lectura no es sólo una forma de introducir datos en el cerebro. Es una forma de reconfigurar el funcionamiento del cerebro en general. Refuerza la capacidad de imaginar caminos alternativos, recordar detalles, imaginar escenas detalladas y pensar en problemas complejos. En pocas palabras, la lectura no sólo te hace más sabio, sino también funcionalmente más inteligente. Por eso, lo único en lo que todos los que te admiran están de acuerdo es en que deberías leer más.

No es raro que la gente diga que un libro le ha cambiado la vida. Pero ¿sabías que leer una novela puede cambiar el cerebro? Investigadores del Centro de Neuropolítica de la Universidad de Emory han descubierto que la lectura de una narración puede provocar cambios en el cerebro, no sólo mientras se participa en la actividad, sino también en la conectividad en estado de reposo. ¿Qué significa esto exactamente?

Conexiones llevadas a cabo en el cerebro

Según el estudio, cuando leemos, la conexión entre la corteza temporal izquierda del cerebro -la zona asociada a la recepción del lenguaje- se intensifica. Y lo que es más, esa mayor actividad continúa durante varios días después de la lectura.

Según el mismo estudio de la Universidad de Emory, la lectura no sólo aumenta la conectividad en la corteza temporal, sino que también incrementa la actividad en el surco central del cerebro, o región responsable de la actividad motora sensorial primaria. Cuando leemos, las neuronas de esta zona del cerebro se activan para crear una sensación de no sólo leer sobre la acción del libro, sino experimentar las sensaciones que describe.

Por ejemplo, si se lee un pasaje de Harry Potter en el que se huye de los Dementores, se activan las neuronas asociadas al acto físico de correr. Un fenómeno conocido como cognición fundamentada, la lectura no sólo te pone figurativamente en los zapatos de otra persona, sino que lo hace literalmente a través de la biología del cerebro.

Los efectos a corto y largo plazo de la lectura en el cerebro

A Corto Plazo

Los expertos no se ponen de acuerdo en algunos detalles, pero cada vez hay más literatura científica que demuestra que la lectura es básicamente un ejercicio de empatía. Al empujarnos a adoptar la perspectiva de personajes muy diferentes a nosotros, aumenta nuestra Inteligencia Emocional. Este efecto puede verse literalmente en las ondas cerebrales cuando se lee. Si un personaje de tu libro está jugando al tenis, se activan zonas de tu cerebro que se iluminarían si estuvieras físicamente en la cancha.

Otra línea de investigación muestra que la lectura profunda, el tipo de lectura que se produce cuando se acurruca con un gran libro durante un largo periodo de tiempo, también aumenta nuestra capacidad de concentración y de captación de ideas complejas. Los estudios demuestran que cuanto menos se lee realmente (la lectura por encima del teléfono no cuenta), más se debilitan estas capacidades esenciales.

A Largo Plazo

Pero, ¿qué ocurre a largo plazo? ¿Qué le hace a tu cerebro todo ese tiempo que dedicas a dominar las letras cuando eres estudiante de primaria? Un reciente artículo del autor de The WEIRDest People in the World y profesor de Harvard, Joseph Henrich, resume muy bien la respuesta a estas preguntas.

El artículo completo ofrece un relato de cómo la reforma protestante condujo a un enorme aumento de las tasas de alfabetización. No hace falta que te importen los detalles históricos (la investigación es súper interesante si lo haces) para encontrar fascinante la explicación de Henrich sobre cómo aprender a leer reconfigura permanentemente nuestro cerebro:

Esta renovación te ha dejado un área especializada en tu región temporal ventral izquierda, ha desplazado el reconocimiento facial a tu hemisferio derecho, ha reducido tu inclinación hacia el procesamiento visual holístico, ha aumentado tu memoria verbal y ha engrosado tu cuerpo calloso, que es la autopista de la información que conecta los hemisferios izquierdo y derecho de tu cerebro.

Nadie te va a interrogar sobre la anatomía del cerebro, así que probablemente no necesites memorizar los detalles aquí. Pero vale la pena recordar el panorama general.

¿Quieres mejorar la comunicación dentro del cerebro?

Sólo tienes que abrir un libro. Según investigadores de la Universidad Carnegie Mellon, los ejercicios de lectura -al menos en los niños, según el estudio- pueden alterar el tejido cerebral de forma positiva.

En 2009, los científicos Timothy Keller y Marcel Just descubrieron pruebas de que las instrucciones intensas para mejorar la lectura en los niños pequeños realmente hacen que el cerebro se reconecte físicamente. Al hacerlo, el cerebro crea más materia blanca que mejora la comunicación dentro del cerebro. Los resultados sugieren que los déficits de lectura en los niños pueden apuntar a problemas específicos en los circuitos del cerebro que pueden ser tratados y mejorados con la lectura.

La lectura, una actividad neurobiológicamente desafiante, es el mejor tipo de ejercicio para el cerebro por muchas razones. La principal de ellas es la capacidad de mejorar la memoria. Pero ¿cómo aumenta la capacidad de memoria de su cerebro el hecho de absorber información escrita?

Aumento de la actividad mental

La lectura implica varias funciones cerebrales, como los procesos visuales y auditivos, la conciencia fonémica, la fluidez y la comprensión, entre otras. Según las investigaciones en curso de los Laboratorios Haskins para la Ciencia de la Palabra Hablada y Escrita, la lectura, a diferencia de ver o escuchar medios de comunicación, da al cerebro más tiempo para detenerse, pensar, procesar e imaginar la narración que tenemos delante. Este aumento de la actividad mental ayuda a mantener la memoria aguda de la misma manera que levantar pesas mantiene los músculos tonificados. Leer y procesar lo que está escrito, desde las letras a las palabras, pasando por las frases y las propias historias, estimula la actividad cerebral.

Mejoras en la memoria

Otro efecto secundario de este increíble ejercicio cerebral es que la lectura no sólo mejora la memoria, sino que también aumenta la capacidad de atención. Debido al estilo narrativo secuencial de la mayoría de los libros -un principio, un medio y un final-, la lectura anima al cerebro a pensar de forma similar en la secuencia. Por lo tanto, ayuda a dedicar más tiempo a la construcción de una historia en lugar de apresurarse en cada detalle.

Según la neurocientífica Susan Greenfield y su libro Mind Change, Internet ha mejorado la capacidad de los usuarios para la memoria a corto plazo y la capacidad de realizar varias tareas a la vez, pero en realidad puede dividir nuestra atención, a diferencia de la lectura. Cuando leemos una novela, lo hacemos de forma lineal, en lugar de saltar esporádicamente de una pestaña a otra, y pensamos lentamente en la información que tenemos delante. Este ejercicio de tomarse tiempo para procesar la narración, para pensar en las complejas capas de la historia y en cómo encajan entre sí, en realidad aumenta la capacidad de una mayor capacidad de atención, especialmente en los niños.

No todas las lecturas son iguales

Es importante señalar que no todas las lecturas son iguales. Los resultados preliminares de una serie de experimentos llevados a cabo en la Universidad de Stanford indican que la lectura literaria de cerca, en particular, hace trabajar al cerebro. Los escáneres de resonancia magnética de personas que se adentran en una novela de Jane Austen mostraron un aumento del flujo sanguíneo en las zonas del cerebro que controlan la función cognitiva y ejecutiva. Esto se compara con los efectos muy limitados que se observan en los participantes que hojean casualmente un párrafo en una librería.

Leer con dislexia

Si usted (o alguien que conoce) tiene problemas para leer o incluso tiene dislexia, aún puede aprovechar los beneficios de la lectura. En un estudio anterior publicado en la revista Neuron, los investigadores descubrieron que 100 horas de clases de refuerzo de la lectura mejoraban la calidad de la materia blanca del cerebro en niños de entre 8 y 10 años que eran lectores por debajo de la media. La materia blanca es el tejido que transporta las señales entre las zonas de materia gris. Aquí es donde tiene lugar el procesamiento de la información. La conclusión de los investigadores: Los cerebros de estos niños habían empezado a reconectarse de forma que podían beneficiar a todo el cerebro, no sólo a la corteza temporal centrada en la lectura.

Los efectos de la lectura en una pantalla

La capacidad de leer de cerca es algo que tiene valor. En su nuevo libro, Reader, Come Home, Wolf señala que incluso ella, como alguien que se gana la vida leyendo, ha descubierto que su capacidad de concentración en la palabra escrita se desvanece a medida que la mayor parte de lo que leemos está en una pantalla. “Desgraciadamente, esta forma de lectura rara vez es continua, sostenida o concentrada”, escribe. Esto crea un círculo vicioso. Sin el ejercicio sostenido de nuestros “músculos” de la lectura, el cerebro pierde su capacidad de controlar los intrincados procesos que nos permiten leer en profundidad.

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Referencias Bibliográficas

Adams, M. J. (1990). Learning to read:Thinking and learning about print. Cambridge, MA: MIT Press.
National Center for Family Literacy. (2008). Developing early literacy. Report of the National Early Literacy Panel. A scientific synthesis of early literacy development and implications for intervention. Washington, DC: National Institute for Literacy. Recuperado
Pentimonti, J. M., Zucker, T. A., Justice, L. M., Petscher, Y., Piasta, S. B. y Kade-ravek, J. N. (2012). A standardized tool for assessing the quality of classroom-based shared reading: Systematic Assessment of Book Reading (SABR). Early Childhood Research Quarterly, 27, 512-528
Efectos de la lectura en el cerebro

Efectos de la lectura en el cerebro. Foto: Unsplash. Créditos: Matias North

 

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